sábado, 29 de septiembre de 2012

Barro, sudor y lágrimas. Historia de una obsesión.



Lo que hoy voy a contar, es la historia de una obsesión.

Moire O´Sullivan se presentó una mañana de fin de semana en la linea de salida de una carrera en su Irlanda natal. Con calzado poco adecuado, mas ropa de la cuenta, y rozando la obesidad,  Moire no tenía ni idea de donde se estaba metiendo. Estuvo a punto de volverse a casa, pero aguantó la tentación y tomó la salida. Núnca imaginó que subir a Corrig Mountain le supondría tanto dolor físico: sentía arder sus pulmones, estallar sus piernas, latir su corazón a un ritmo bestial. Aunque es un atardecer de verano en Dublin, en la cima de la montaña el viento la zarandea entre la cerrada niebla, la hace resbalar sobre las rocas, rodar por la hierba y undirse en los agujeros empantanados del terreno ( ese típico terreno al que  llaman "bog" en todo el Reino Unido).
 A la mañana siguiente le duele todo, pero pasadas 24 horas se da cuenta que solo piensa en la experiencia que ha vivido, y lo que es peor, solo piensa en repetir.
 Cada semana batalla con el resto de corredores en nuevas colinas y montañas, y a las 9 de la noche se une a ellos en el pub descubriendo los poderes curativos de una buena pinta de cerveza.

 Los siguientes tres años los pasa compitiendo en toda carrera de montaña que encuentra en el calendario, desde pruebas de 10km, hasta pruebas de 100km tirando de mapa y brújula, incluso raids multiaventura en tierras salvajes de Irlanda y Escocia.
 Pero cierto día se topó con la "Wicklow Round", prueba que aún nadie había conseguido completar, y nació su obsesión.

 La Wicklow Round consiste en un recorrido circular que enlaza 26 cimas de las montañas de Wicklow (Irlanda) , con una distancia aproximada de 100km, y un desnivel positivo de 6000m, en menos de 24 horas. Las reglas son sencillas: cargar con todo lo necesario (aunque se permite ser abastecido con comida en algún punto), tener los suficientes recursos para sobrevivir en las montañas, y disponer de un plan de rescate externo. Va contra el espiritu de la prueba ser acompañado en algún tramo por otro corredor que te marque el ritmo, o recibir apoyo en la orientación.



 Así que, despues de prepararse a conciencia para tratar de ser la primera persona en conseguir el reto, en Julio de 2008 decidió intentarlo.
He sacado un fragmento de su libro "Mud, Sweat and Tears" ("Barro, sudor y lágrimas"), donde narra sus vivenvias en aquel intento. He tratado, una vez mas, de traducir el texto al castellano lo mejor posible, así que pido disculpas de antemano por los posibles errores.  

Corriendo asustada:

Apenas puedo caminar. La sangre de las ampollas rezuma entre mis dedos. Tengo piel muerta colgando en los pies. Una red de arañazos profundos cubre mis espinillas. Las piernas me duelen, con un latido palpitante que reverbera por todo mi cuerpo. Mis pulmones están maltratados y golpeados a causa de demasiadas respiraciones forzadas. Estoy doblegada por el peso de una mochila que ya esta quirúrgicamente atada a mi espalda. Un cinturón de piel en carne viva rodea mi cintura, a causa del roce incesante de la correa de la mochila. El dolor, ruge y corre rampante a través de cada músculo y cada vena de mi organismo. Mi cuerpo ha llegado a su fin.
 Pero no voy a parar. No puedo descansar. Todavía no he llegado al final. "Corre más deprisa ... inténtalo mas fuerte ... muévete más rápido", me digo a mi misma sin cesar. Yo sé lo que va a pasar si me demoro, si me encuentra aquí la oscuridad.
 Hace menos de media hora que pude ver Tonduff  North Mountain ante mí con claridad, sus tonos verdes y marrones iluminados contra el sol de poniente. Pero ahora, la montaña no es más que un esbozo, una silueta que se cierne sobre el cielo nocturno. 
Tengo miedo. La montaña está siendo lentamente engullida ante mis propios ojos. Después de todos estos meses de duro trabajo, de sacrificio y preparación, lo estoy perdiendo todo en la noche. No puedo seguir adelante. Pero no tengo otra opción. Tengo que subir a la cima de la montaña. No hay otra forma de salir de este paraje desierto. Mi única vía de escape es desde su cumbre.

 He corrido durante más de veinte horas. He escalado veintitrés montañas y cubierto más de ochenta kilómetros. Y con sólo tres montañas y veinte kilómetros para acabar, me quiero derrumbar y morir.
 Estoy tratando de hacer lo que otros han considerado imposible.
 Estoy tratando de correr alrededor de la totalidad de las montañas de Wicklow en un solo día.
 Estoy tratando de correr más de cien kilómetros, subiendo y bajando veintiséis cimas de montaña en menos de veinticuatro horas.
 Estoy tratando de completar la Wicklow Round. Se ha intentado, pero nunca se ha conseguido. Y ahora sé por qué.



 Pero no puedo dejarme a mi misma detenerme en este punto. Tengo que espantar este agotamiento y mantenerme alerta. Hay demasiados peligros aquí, en las montañas, como para tumbarme a descansar.
 Todo esta inquietantemente tranquilo aquí, en las montañas de Wicklow. Allá abajo, puedo ver el resplandor de la ciudad de Dublín, a menos de treinta kilómetros de distancia, mientras la gente se entretiene con una noche de bebidas y juerga. Aquí en Wicklow, no hay ni fiesta ni libertinaje. Somos sólo yo y la montaña, batallando para hacer que la Wicklow Round se convierta en una realidad.

 Sigo avanzando a trompicones, hacia adelante y hacia arriba, murmurándome a mi misma. La vegetación alta y puntiaguda araña mis piernas. Arañazos frescos aparecen sobre las viejas cicatrices. Finalmente, los arbustos acaban conmigo. Atrapan mi pie y me caigo, golpeando el suelo con un ruido sordo. Tumbada aquí, agotada, mi ropa y mis manos están envueltas en frío lodo. Todo lo que puedo ver es el enredado brezo, acostada aquí en la zona cero. 
Quiero quedarme aquí tumbada, acurrucarme y morir. 

 "Has invertido demasiado tiempo, energía y esfuerzo ya", oigo una voz implorante. "Hay que continuar. Tienes que terminar. Debes levantarte y seguir adelante ". Mi cuerpo pide a gritos la rendición, mi mente está suplicando clemencia, pero de alguna manera, en algún lugar, mi espíritu interior sigue luchando y me dice que siga al pie del cañón.
 Poco a poco mis ojos se acostumbran a la ausencia de luz. Todavía puedo distinguir Tonduff North Mountain en la distancia. Tengo que subir a su cumbre esta noche, me guste o no.
 Guiada por un fino haz de luz del frontal, reanudo dolorosamente mi marcha por la ladera de la montaña. Mi cuerpo va más lento a cada paso, y mi mente empieza a acelerarse. Pensamientos de éxito y fracaso, pensamientos de personas y lugares lejanos. Después de haberme destruido físicamente, ahora me destruyo emocionalmente.
 Finalmente, a las 11 de la noche, llego a la cima. Y aquí me detengo.
 Sólo quedan dos montañas más por subir. Tengo tres horas y media aún. En teoría tengo tiempo de sobra. Pero no me muevo. Me quedo donde estoy. Mi cuerpo y mi mente han tomado su decisión. No puedo seguir adelante.
 Y con el alivio de saber que todo se ha acabado, me agacho en la cima de la montaña. Y una por una, lágrimas de decepción, de alivio, de obsesión y de agotamiento, comienzan a rodar lentamente por mi cara. 

Un año mas tarde, en 2009, arrastrada por su obsesión, Moire O´Sullivan volvió a intentar completar la circular imposible. Así que el 29 de Mayo de ese año, despues de 22 horas 58 minutos y 30 segundos, se convirtió en la primera persona en lograrlo.





Web oficial de la Wicklow Round

domingo, 23 de septiembre de 2012

Sobre Barkleys, OMMs y otras hierbas.....




¿Que hace difícil una carrera hasta el punto de ser nombrada "la mas dura del mundo"? Mi lesión, y el aburrimiento, me permiten perder un rato, y teorizar o exponer un enjambre de ideas que me han rondado la cabeza en estos últimos días.

Por regla general, el binomio DISTANCIA+DESNIVEL, es el factor primario que nos hace tragar saliva a la hora de inscribirnos, o no, en una prueba. Poca distancia/mucho desnivel= malo, mucha distancia/poco desnivel= menos malo, mucha distancia/mucho desnivel= "nene-caca".
Hasta aquí la cosa es fácil de asimilar. Luego entran en juego otros factores geográficos y climáticos. Mucho calor/poca humedad (desiertos), mucho calor/mucha humedad (selvas), mucho frío, mucha lluvia, mucho viento, mucha niebla......lo que sea.....pero mucho.
Y luego, y parece ser que es lo último en lo que nos fijamos, viene el terreno, y su facilidad o dificultad para ser recorrido. Y aquí es cuando empieza mi verdadera reflexión.

Recorrer un kilómetro te puede llevar 4 minutos o 44 minutos, dependiendo de si estamos sobre una superficie totalmente lisa y llana, o totalmente empedrada, empantanada, emboscada, y en continuo desnivel. Esto es algo que a menudo no se aprecia cuando ,un ajeno a este mundillo, te pregunta ¿cuanto has tardado?, y después de oír tu respuesta te suelta eso de: -si el negro ese tarda poco mas de dos horas en 42km!! .Toda explicación que quieras darle suena a "justificaciones y excusas de un tío muy malo corriendo", así que mejor no gastar saliva.
Ateniéndonos a las cifras, The Barkley Marathons, es la carrera mas dura del mundo en la distancia de 100 millas (160km). Y ¿que la hace diferente al resto de pruebas de igual distancia?, pues yo diría que dos factores: el terreno y la orientación.

La zona donde se desarrolla es un conjunto de montes, con laderas muy escarpadas, con vegetación muy seca y cerrada, y con escasos caminos o senderos. En total, completar la prueba supone superar 16.500 metros de desnivel positivo, y sus correspondientes negativos, algo que solo han logrado 13 personas en 26 años.



El perfil del "finisher" de la Barkley es el de un tipo de unos 40 años, acostumbrado a perderse en las montañas en solitario, durante muchos días, tirando de mapa y brújula, con un estado de forma envidiable, con un control mental y capacidad de sufrimiento fuera de limites, con buena gestión de sus recursos energéticos, tolerancia al insomnio y al cansancio, buena elección de la ruta a seguir, y para colmo que "tenga el santo de cara" ese día.

El primer hombre en conseguir completar la Barkley fue Mark Williams, en el año 95. Mark es ciudadano del Reino Unido, y ojeando internet en su busca, aparecen dos palabras clave: Gales y Fellrunning.
Cuando hablas de Gales, lo haces de un país plagado de montañas, lagos, ríos, barro, lluvia, niebla, en fin, una serie de ingredientes que , junto con el tema de la orientación, te pueden hacer pasar un autentico infierno. Y a día de hoy hablo desde mi experiencia personal en la Dragons Back Race.

La otra palabra clave es Fellrunning, o el equivalente a carrera por montaña que tenemos nosotros, pero añadiendo el clima típico de las islas británicas. El concepto de "Maratón de Montaña" en UK, consiste en carreras de dos días, siempre por parejas (por seguridad), tirando de mapa y brújula, buscando una serie de balizas señaladas en el mapa, y pernoctando en una tienda que la pareja tiene que llevar en una de las mochilas. Como dato, decir que no se suspende una prueba por mal tiempo, puesto que lo normal es el mal tiempo, y la destreza para desenvolverse en ese mal tiempo es clave para tener un buen resultado en la prueba. Con todo esto, el corredor de maratones de montaña en UK acaba siendo una bestia, con grandes dotes de orientación y destreza en la navegación con brújula, acostumbrado a pasarlas putas bajo el frío y la lluvia, aclimatado a dormir poco y mal, y en lo humano, acostumbrado a ayudar al compañero.
Así que Mark Williams venía de una escuela que lo había preparado para ser el candidato ideal para hacer lo que hizo, ser el primero en derrotar a la Barkley y entrar en la historia.



Dos ejemplos, uno de Fellrunning y otro del concepto OMM (Original Mountain Marathon):




Y ¿quienes vinieron después de Mark? Pues echemos un vistazo al resto de machacas:

 En 2001, después de varios intentos, Blake Wood y David Horton terminaron juntos en 58:21h. Para hacernos una idea del potencial de estos tipos hay que mencionar que Blake Wood había ganado ese mismo año la Rocky Raccoon 100 en 16:13h y en 1999 la Hardrock 100 en 30:11h. Por su parte, David Horton ganó la Hardrock 100 con 29:35h en 1993 ,y en 1991 estableció el record del Appalachian Trail de 2160 millas (3476kms) en 52 días, y posee el record del Pacific Crest Trail de 2700 millas (4345kms)en 66 días.

 En 2003, Ted Keizer terminó en 56:57h. keizer ostenta el record de hacer 54 picos de mas de 4000 metros en las montañas de Colorado, en 10 días 20 horas y 26 minutos, y otros muchos records similares (www.thedogteam.com).

 En 2004, Mike Tilden y Jim Nelson terminaron en 57:25h y 57:28h respectivamente.

 En 2008, Brian Robinson estableció el record de la prueba en 55:42h. Robinson fue la primera persona en recorrer los tres grandes senderos de EEUU en un mismo año, Appalachian, Continental Divide y Pacific Crest Trail, un total de 7400 millas (11909kms) en 300 días.

 En 2009, Andrew Thompson terminó en 57:37h. Thompson estableció en 2005 el actual record del Appalachian Trail en 47 días 13 horas 31 min.

 En 2010, Johnathan Basham terminó en 59:18h. Basham tiene records en el Colorado Trail y en el Long Trail.

En 2011 y 2012, Brett Maune gana dos veces seguidas y establece un nuevo record de la prueba con 52 horas 3 minutos. Hasta Septiembre de 2009 solo era un desconocido, pero saltó la noticia de que se había batido el record del John Muir Trail en autosuficiencia con una marca de 3 dias 14 horas y 13 minutos. Esto suponía mejorar la marca que tenía Mark Davis "con asistencia" en seis horas, y mejorar la que tenía Michael Popov en autosuficiencia en 19 horas. A Brett lo crucificaron en los foros de internet, cuestionando su credibilidad, un tipo sin curriculum previo en carreras de 100 millas parecía insultar al resto de especialistas en la materia. Su aspecto y su mochila parecían provocar a los demás ultrarunners. Así que tuvo que entrar al trapo y defenderse dando explicaciones en internet a diestro y siniestro. Pero seguían sin creerle.
 ¿Y que hizo el bueno de Brett? pues como todos le hablaban de un mundo que desconocía, se puso a indagar en eso de las pruebas de 100 millas, de eso que le comentaban aquellos que se hacían llamar ultrarunners. Como el mismo cuenta: "a raíz del record me enteré de que habían pruebas organizadas de 100 millas que la gente hacía corriendo. Yo vivía sin saberlo en mi universo paralelo, haciendo ultra-caminatas y aventuras en las montañas desde siempre. Comencé a investigar sobre pruebas de 100 millas, para ver si alguna lograba interesarme, y encontré dos que me parecieron las mas duras: Hardrock y Barkley".

 Brett presentó su candidatura para ser aceptado como aspirante a participar en Barkley en 2010, pero fue rechazado. Con un curriculum ultra, consistente tan solo en su record del John Muir Trail, consiguió ser aceptado para la edición del año 2011, y empezó a entrenar. Contactó con algunos veteranos para conseguir consejos sobre como enfrentarse a esta prueba, y se puso en la línea de salida junto al resto de corredores.
 No solo fue el único en llegar, sino que estuvo en tiempos de superar el record de la prueba, aunque al final se le complicó la cosa. Ahora forma parte de los trece únicos hombres del planeta que lo han conseguido, y en su curriculum ultra ya tiene una prueba de 100 millas, la mas dura del mundo. Este año 2012 repitió victoria con record incluido.

 En la Dragons he aprendido muchas cosas, entre ellas a no juzgar las apariencias. Un tipo un poco desgarbado, con pintas raras, y poco hablador, puede ser una auténtica máquina de atravesar montañas, y se te hace imposible seguirle el rastro, si tu intención es chupar rueda. No es solo que esos tipos jueguen en "otra división", sino que para nosotros es incluso "otra liga". Ese tipo de carreras es mas una aventura, exige mas de uno mismo, y te pone mas en contacto con la naturaleza y con tu "yo".
 Aquí enseguida protestamos cuando una carrera no está del todo bien señalizada, allí ese problema no existe, un mal paso es una mala interpretación o una mala decisión nacida de ti mismo, así que no hay que buscar otro culpable que no seas tu. Y en el fondo, ahora es algo que me gusta, y que antes de partir hacia Gales me acojonaba. 
La mayoría de las carreras en las que he participado tenian el título de "la mas dura de......", y creo que es solo un reclamo, una manera de vender dorsales. La única manera de comprobar si una carrera es realmente dura es ver la clasificación final, ver el número de finishers y el perfil de los mismos.
Si ves el Marathon des Sables, 1000 participantes y acaban 900, no se puede decir que sea muy dura, sin embrago la venden como la mas dura del mundo. Yo acabé en el puesto 288 de la general, y sin matarme. Entonces ¿no es dura? si, es digamos "incomoda", habiendo entrenado, pero ves a gente que lo pasa fatal, con pinta de haber entrenado poco, y mucha ampolla en los pies.......y eso es lo que suele salir en lo videos.

Por fortuna para todos, cuando una carrera se vende como "la mas dura de...." la realidad es muy diferente , sino estariamos ante autenticas carnicerias, graves accidentes, e incluso alguna desgracia........en vez de esas caras de alegría e ilusión cruzando metas a lo largo y ancho de la tierra.

En fin, aprendamos a elegir donde nos metemos, a asumir los riesgos, y sobre todo a disfrutar de aquello que elijamos, porque lo que es una pena es ver a gente recoger el petate y marcharse a casa totalmente desolados.

Dejo estos videos sobre la cruda realidad de la Barkley Marathons:



jueves, 20 de septiembre de 2012

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Tor des Geants 2012



Épico como siempre, llegando mas allá de lo que lo hace una simple carrera, grabando a fuego vivencias en el recuerdo de los participantes, el Tor des Geants 2012 será para muchos "lo mas duro que han experimentado en la vida", y para el resto un conjunto de imagenes de las que ponen los dientes largos y hacen soñar.
Con victoria y record del español Oscar Perez, el TDG 2012 mantuvo la expectación de la lucha en cabeza y vió como en la cola se cortaba la carrera por seguridad en algún punto debido al mal tiempo.
Otro conocido español, Pablo Criado, entraba en cuarto puesto, reafirmando el gran nivel que tienen los españoles en las pruebas alpinas.








jueves, 13 de septiembre de 2012

Espíritu Nómada.

No le tengas apego a nada que no quepa en tu corazón o en tu mochila



Video: Dead Can Dance- "Anabasis"

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Mas fotos de la Dragon´s Back Race 2012
























Fotos: Javier Hernandez e Ivan Sabo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

A lomos del Dragón : crónica de la Dragons Back Race 2012



Cuenta la leyenda que en tierras de Gales moraba un temible dragón, y que su rey, desesperado, envió 14 mensajeros hacia tierras extrañas en busca de guerreros decididos a derrotar a la bestia. La mañana del 3 de Septiembre de aquel año, a las puertas del castillo, un total de 93 guerreros esperaban la señal del rey para partir en busca de la feroz criatura. La batalla fue cruel y sangrienta, y cada día caían varios de aquellos valientes guerreros. La gloria final fue para quince de ellos, los mas fuertes, pero aún se recuerda a aquellos nueve que llegaron de la tierra con forma de piel de toro, aquellos que cada día eran arrojados de los lomos del dragón, pero que cada mañana se levantaban para tratar de doblegar a la bestia.
Esta es la historia de uno de ellos.


Cnwy es un pequeño pueblo del Norte de Gales, bendecido con la presencia de un majestuoso castillo, y rodeado por sus murallas. La base de su economía gira en torno al castillo, a la cría del mejillón, y a la cercana presencia de las montañas del Parque Natural de Snowdonia.
Veinte años atrás, en 1992, desde las puertas del castillo de Cnwy, partieron los corredores de la Dragon Back Race, la prueba mas dura por montaña que se había organizado hasta esa fecha. En cinco días, los corredores debían atravesar el País de Gales de Norte a Sur, por sus montañas, hasta el Castillo de Carreg Cennen.
En aquella ocasión, la prueba obligaba a participar en pareja por seguridad, y fueron Helene Diamantides y su compañero Martín Stone los ganadores de la misma.
El pasado día tres de Septiembre, coincidiendo con el veinte aniversario de aquella mítica prueba, Shane ohly daba la salida a la segunda edición, y entre los 93 participantes se encontraba de nuevo Helene, con el rostro mas marcado por el tiempo, pero con la misma sonrisa y la misma determinación que veinte años atrás.
Lo que sucedió a partir de aquel momento forma ya parte de la historia, de la de la prueba, de la de Helene, y de la de este humilde y mediocre corredor que con un mapa en la mano, y terriblemente asustado, partió por las murallas del castillo junto al resto de corredores.



Aquella fría mañana ,salimos trotando del pueblo por embarrados senderos, en dirección a las montañas. Sin haber mirado siquiera el mapa, corríamos tras los participantes que nos precedían, con la esperanza de no perder la senda correcta, y confiados en las dotes de orientación de los corredores locales. Pero pronto llegó el desconcierto al ver que cada cual optaba por una dirección distinta, y que nuestro plan "A" se venía al traste.
En total eramos nueve corredores españoles, caras todas conocidas desde hace unos años, de esas caras que se repiten en pruebas como el Ultra trail du Mont Blanc, Marathon des Sables, Ehunmilak, The Coastal Challenge, Tor des Geants, e infinidad de pruebas de 100 millas, 100 kilómetros y maratones por montaña.



Para nosotros, lo de la orientación era algo nuevo, acostumbrados a seguir recorridos bien marcados, o a seguir un track en el GPS. Pero para los corredores del Reino Unido, usar el mapa y la brújula es la única herramienta posible en un maratón por montaña. La dinámica es sencilla, en el mapa vienen marcados y numerados una serie de controles de paso, y en terreno unas balizas, de las usadas en pruebas de orientación, esperan a ser encontradas y ser el único testigo fiable del paso de cada corredor. La cima de una montaña suele ser el lugar elegido para enclavar una baliza, y el mal tiempo y el terreno salvaje son los encargados de que no sea fácil llegar hasta ella.




Con estas reglas nos tocaba recorrer unos 300 kilómetros, superar unos 15.000 metros de desnivel positivo acumulado, y ser capaces de llegar cada día ,antes de media noche, al campamento que hacía de meta y salida de la siguiente etapa.
El uso del GPS era permitido, como ayuda para saber nuestra posición en situaciones complicadas como la niebla o la noche.






Tengo que reconocer que, de no ser por el GPS, aún andaría perdido por las montañas galesas, porque, aunque no disponíamos de track alguno ni de waypoints de referencia, el saber en cada momento donde te encontrabas te permitía situarte en el mapa, y esa era nuestra baza para seguir avanzando.
Donde el mapa decía que había un sendero no siempre lo había, sino que había tan solo un tipo de terreno susceptible de ser atravesado. De este modo, aunque encaminaras tus pasos hacia un sendero de los señalados en el mapa, quizás estabas frenando tu avance, alargando el recorrido, o sumando desnivel inútilmente.

De momento, vamos encadenando checkpoints, de cima en cima, siguiendo básicamente la famosa integral de los 3000 pies de Snowdonia, aunque ordenados según el criterio de la organización. Esta famosa integral recorre una quincena de picos que rondan los 1000 metros de altitud, con subidas muy pendientes y crestas afiladas.





Las horas pasan y encontramos un problema: no hay agua. Hasta ese momento nadie había planteado la típica pregunta ¿cada cuantos kilómetros nos darán agua? El caso es que en su concepto de maratón de montaña el agua te la buscas tu, osea, miras el mapa, buscas un río y vas a por ella. Y todo el mundo parecía tenerlo claro menos nosotros. Así que, agotadas las reservas del camelback, me vi obligado a coger agua de un charco, con un bote de 400cc que llevaba por si se rompía el camel. Al ser agua estancada traté de filtrarla con el buff, pero acabé por llenarlo directamente y arriesgarme a tragar alguna porquería. He de decir que fueron esta primera etapa y la última las mas problemáticas con el tema del agua, el resto de etapas era continuo el paso por arroyos y ríos de montaña.





Para llegar al control de mitad de etapa solo había un camino, una larga y empinada bajada hasta un lago. En el mapa tan solo es una sucesión de apretadas y paralelas curvas de nivel, pero bajo mis pies es casi un precipicio. Veo a mis compañeros y a otros corredores desperdigados, asomados al borde tratando de buscar la mejor ruta para el descenso. El tiempo corre y hay que tomar una decisión, así que cualquiera es válida, y comienzo a bajar. Me pongo unos guantes finos para ir agarrándome a las rocas,voy pegando el culo a la piedra, bajo mi centro de gravedad para sentirme mas seguro, pero aún así me llevo mas de un susto. Puedo ver el lago bajo mis pies, y frente a mi la afilada cima del Tryfan, siendo atrapada por la pesada niebla que baja poco a poco haciendo desaparecer el paisaje. Estamos jodidos. Cuando consiga llegar al control del lago, tendré que comenzar a subir al Tryfan, agotado y perdido en la niebla con un simple mapa, y con la noche haciendo acto de presencia.
Tras siete horas y media consigo llegar al control. Hasta este control central, único punto donde ves a alguien de la organización, te llevan una bolsa impermeable de 22 litros donde metes lo que creas necesario (comida, ropa, etc).
Han sido casi 36 kilómetros agotadores los necesarios para llegar hasta aquí, y hasta meta queda otro tanto igual......en el mejor de los casos.






Reagrupados en el control discutimos que hacer. Nos queda una hora de margen con respecto a la barrera horaria y hay que tomar una decisión. Cinco decidimos dejarlo aquí y probar de nuevo suerte mañana, los otros cuatro continúan, pero son retirados mas adelante por las previsiones de tiempos de corte.
El reglamento de la prueba te permite salir cada mañana a disputar la etapa, o incluso tomarte un día de descanso y salir al siguiente, evidentemente fuera ya de toda clasificación.

La noche arrastra un puñado de maltrechos cuerpos hasta el campamento. Tan solo son 34 corredores, del total de 93, los que consiguen completar la etapa.
El sentimiento mayoritario es de frustración. Para la organización, la etapa era como mínimo de 52 km y 4468 metros de desnivel positivo acumulado, siendo esta la ruta mas óptima. Pero claro, te puede salir el doble de distancia y desnivel positivo según elijas por donde avanzar.
El ganador de la etapa, y favorito para el triunfo, Steve Birkinshaw, tardó 10 horas en llegar a meta. Invirtió 4 horas en llegar al control de mitad de etapa, donde nosotros abandonamos, y otras 6 horas en el resto de la etapa. Esto me hizo pensar que hubiéramos tardado del orden de 10 o 12 horas mas en tratar de completar la etapa. En cualquier caso nos hubiéramos topado con los tiempos de corte.




A la mañana siguiente la gente sale muy temprano. Cada uno sale a la hora que quiera, entre las 6 y las 10 de la mañana. Te dan el mapa, unas pequeñas indicaciones, y picas en el control de salida.
Salimos los nueve españoles juntos a las 7 de la mañana. Anoche decidimos unirnos y tratar de elegir bien la ruta para completar la etapa de hoy. Al grupo se unen dos franceses, una canadiense y un estadounidense, que ayer ya siguieron nuestros pasos. En sus currículums deportivos aparecen pruebas como la Petit Trote a Leon, Tor des Geants, Grand Raid Reunión, Western States 100, 4 Deserts Gobi March, UTMB, etc, pero ninguno consiguió completar la etapa de ayer.
Se ha pasado la noche lloviendo, y la niebla campa a sus anchas mientras subimos a las montañas. El panorama de hoy es desalentador, 53 km y casi 4000 metros de desnivel positivo como ruta "óptima", una barbaridad.
Subimos a la cima del Cnicht, trepando por rocas empapadas y resbaladizas, y cresteamos jugandonos el tipo para poder llegar hasta la primera baliza de hoy. Tan solo llegar hasta este checkpoint ya ha sido duro, y nos queda un mundo por delante.
Bajar de aquí marcó para mi el resto de la semana. Destrepamos por la montaña, con una pendiente de infarto, resbalando entre rocas, musgo, y pequeños saltos de agua. Mirabas hacia arriba y veías a tus compañeros golpearse, aflorando la risa nerviosa, hasta que en una de aquellas caídas mi tobillo se retorció unos 90 grados.
Lo primero que pensé fue: -se acabo la aventura para mi. Pero el dolor tardó en aparecer y me dio tiempo a bajar de aquella pared.



Mientras subía a la siguiente cima, Moelwyn Mawr, el dolor se hizo intenso y apareció la inflamación. Mi única solución era tratar de llegar al control central, y para ello tomé un analgésico y mi compañero Arturo (que trabaja como ATS)me hizo un vendaje para bloquear el tobillo.
Con este panorama continuamos hasta la cima, picamos nuestro paso por el checkpoint, y bajamos como pudimos para llegar a una presa de agua.
La organización había suprimido hoy dos checkpoints, que como casi siempre correspondían a dos cimas, no se sabe si por la peligrosidad de las mismas, o para evitar la carnicería del día anterior. A día de hoy, ya había gente que había recogido el petate y había regresado a casa.
El resto del día lo pasamos saltando alambradas, corriendo por las vías del tren, atravesando ciénagas, embarrados hasta la ingle, trepando por las piedras, discutiendo la dirección a seguir mapa en mano, y ayudandonos unos a otros a vencer los obstáculos.





El resultado de aquel esfuerzo inhumano fue llegar 45 minutos fuera de tiempo al control de mitad de etapa, tras diez horas de tortura y algo mas de 41 km de distancia, ¡¡ y eso solo era la mitad !!
De nuevo hoy eramos trasladados al campamento en minibus, con la misma frustración pero con mayor cansancio.
Nada mas llegar me fui a visitar al doctor para que me mirara el tobillo. Su veredicto fue simple: -tienes el tobillo mal pero ¿quieres seguir corriendo? es tu elección, hazlo si puedes soportar el dolor, no te voy a vendar el tobillo, no te va a ayudar en nada, toma analgésicos y antinflamatorios y llega hasta donde quieras llegar. Te veré mañana.
Así que me fui a la tienda a dormir y consultar con la almohada. Tendría que esperar a ver como amanecía el tobillo, pero no quería quedarme atado a un campamento mientras mis compañeros volvían a intentar atravesar la naturaleza salvaje que encierra este país. Estas son mis vacaciones, he gastado mi dinero y mi tiempo para hacer lo que mas me gusta en la vida, correr donde otros no se atreven a hacerlo.
Por la mañana el pie presentaba un derrame, y el tobillo era algo así como una pelota de beisbol, pero decidí que Arturo me hiciera un nuevo vendaje y tratar de salir a la caza del dragón un día mas.

Hablamos con el director de carrera y le propusimos comenzar la etapa en el control central, y así tratar de llegar cada día a meta por medio de nuestras piernas, sin depender del minibus. Esto nos dejaba en situación de reconocer que no eramos capaces de completar las etapas, pero de que saldríamos cada día a batallar, a pesar del cansancio y del dolor.
A Shane Ohly, el director de la prueba, le pareció estupendo. La gente se le estaba marchando a casa, cada día el numero de llegados era menor, apenas una veintena, y su intención era ayudar a la gente a aguantar hasta cruzar la meta del último día en el castillo de Carreg Cennen.
Así que cada mañana el Team Spain (como nos llamaban), mas el grupo de extranjeros adoptados, era soltado en el punto medio de la etapa, y mapa en mano comenzaba a correr para tratar de llegar a la meta de un nuevo campamento.





Por delante, la carrera oficial continuaba con la lucha de los grandes favoritos. Helene, hacía historia, ganaba cada día la categoría femenina, y se mantenía cuarta en la general absoluta.
Cada día el Team Spain volvía a crecer, adoptando mas extranjeros desalentados. Cada día yo estrenaba un nuevo vendaje, y volvía a atravesar bosques oscuros, rodear enormes lagos, atravesar ríos de aguas heladas, perdía las zapatillas en el barro, y coronaba sin aliento una nueva cima.
Desde el Norte hasta el Sur, desde Snowdonia a las Black Mountains, hasta un total de 170 kilómetros de naturaleza indescriptible y salvaje.




En la cena de despedida, los apenas 40 supervivientes fuimos recompensados con el trofeo del dragón. Siendo honestos, todos sabemos que no somos merecedores de un regalo reservado para los finishers, para aquellos que han sufrido día y noche para completar el recorrido de cada etapa en su totalidad. Pero Shane nos dijo que todo aquel que saliera cada mañana del campamento, y lograra recorrer gran parte del recorrido, sería recompensado con el trofeo de finalista. Para mi solo será un bonito recuerdo, disfruté con la aventura pero no derroté al dragón.

De momento, y según palabras de Shane, el Dragón permanecerá dormido otros veinte años, aunque meditará, y puede que en un par de años lo vuelva a despertar. El tiempo lo dirá.

Por mi parte, al llegar a casa me fui al médico,y ahora me encuetro escribiendo estas lineas, con un esgince en el tobillo derecho, y una tendinitis en el pie izquierdo, a causa de estar cuatro dias en las montañas tratando de compensar y no forzar mi tobillo lesionado. Pero en fin, no hay mal que mil años dure, ni cuerpo que lo aguante. Ahora toca descansar.

Toda la información sobre esta prueba en: www.dragonsbackrace.com